Los combustibles fósiles… ¿son fósiles?

Hace un par de artículos os explicamos grosso modo qué era un fósil. Cuando alguien no versado en paleontología oye la palabra fósil, es probable que la asocie a otras dos: dinosaurio y combustible. En este artículo vamos a dejar un poco de lado a los dinosaurios y vamos a hablar de la segunda asociación: combustibles fósiles. ¿A qué se refieren exactamente en la tele cuando dicen combustibles fósiles? ¿Usamos bien el término fósil para referirnos a ellos? Vamos a verlo.

Nuestras amigas las rocas sedimentarias

Antes de empezar, os recomendamos recuperar el artículo anterior y darle un repasito para tener claro los tipos de roca que existen y qué es un fósil exactamente. De todas maneras, aquí va un resumen.

Como ya os contamos, existen tres tipos de rocas atendiendo a su origen: ígneas, metamórficas y sedimentarias. En este gráfico que representa el ciclo litológico o ciclo de las rocas se observa a grandes rasgos las transiciones de material y cómo unas se van convirtiendo en otras con el paso del tiempo y la acción de diferentes factores.

Aunque todos los tipos de rocas tienen su interés, nos vamos a quedar una vez más con las sedimentarias. A su vez, existen también tres tipos de roca sedimentaria según su origen: detríticas, químicas y orgánicas. Un momento, ¿rocas orgánicas? ¿Es eso posible? Sí. Como ya explicamos, todas las rocas sedimentarias están compuestas en parte por restos de seres vivos. En el caso de las orgánicas, esa parte es mayoritaria y para ser consideradas como tales, la cantidad de carbono procedente de organismos vivos debe rondar un mínimo del 60%. O sea, se llaman orgánicas porque proceden mayoritariamente de restos orgánicos, pero no son seres vivos. Además de una determinada cantidad mínima de carbono, todas las rocas sedimentarias orgánicas comparten otras tres características, la última de las cuales las han convertido en detonante de guerras, hambrunas y crisis mundiales: son blandas, poco densas y arden con facilidad.

Hay dos tipos de rocas orgánicas: el carbón mineral y el petróleo. Exacto, las rocas orgánicas son los famosos combustibles fósiles. Vamos a ver de dónde proviene cada tipo y si hacemos bien usando la palabra fósil para referirnos a ellos.

El carbón

El carbón mineral, o carbón a secas (no confundir con el carbón vegetal), se origina por la descomposición de vegetales terrestres que se acumulan en zonas pantanosas, lacustres o marinas de poca profundidad. Una vez más, vemos que el agua es un elemento indispensable para la formación de rocas sedimentarias.  Para que se produzca el carbón, no puede haber presencia de aire, ya que son las bacterias anaerobias las encargadas de comenzar el proceso de descomposición de esa materia orgánica vegetal que se deposita en el terreno.

Todo el carbón de la Tierra se formó en dos grandes periodos: el Carbonífero (entre 359 y 299 millones de años antes de nuestra era) y el Cretácico (hace de 145 a 66 millones de años). En ambos periodos hubo un clima tropical o semitropical con gran crecimiento de masas forestales. Recordemos que el carbón proviene de los troncos de los árboles.

Como veis en esta tabla, existen 5 tipos de carbón:

Carbón
Carbono (%)
Antracita 86-92
Carbón bituminoso 76-86
Carbón subbituminoso 70-76
Lignito 65-70
Turba <60

Cuanto más porcentaje de carbono, más poder calorífico y, evidentemente, más valor en el mercado.

En realidad, el ser humano capitalista tiene muy poca paciencia porque, dejando pasar unos cuantos millones de años, toda turba se convierte en antracita…

¿Son fósiles? A ver, de forma somera podría decirse que sí, porque proceden de restos de organismos vivos, pero, no, el carbón no da ninguna información sobre las formas de vida del pasado. Algunos yacimientos de turba muy recientes conservan aún restos identificables de los vegetales que los formaron, pero, simplemente, porque el proceso de carbonización no se ha completado. Son restos vegetales que no fosilizarán, sino que carbonizarán. Son procesos físicos diferentes.

El petróleo

¡Ay, el oro negro! Fuente de muchos dolores de cabeza. Ni contigo ni sin ti… Bueno, vamos a dejarnos de retórica y al lío. El petróleo es un tipo de roca orgánica fruto de la transformación de materia orgánica procedente de algas y plancton que, depositados en grandes cantidades en fondos anóxicos (sin oxígeno) de mares o zonas lacustres del pasado, fueron posteriormente enterrados bajo pesadas capas de sedimentos.

Primero de todo, hay que dejar claro que el petróleo no son dinosaurios fósiles, así que no, un dinosaurio de juguete de plástico no está hecho de dinosaurios reales muertos.

Entonces, ¿de qué está hecho el petróleo? Pues, sobre todo, de lo que fueron algas y fitoplancton. Es decir, un gran porcentaje de estos organismos que murieron hace muchos millones de años para que hoy podamos ir a buscar nuestros propios muebles desmontados al IKEA en nuestro coche, eran microscópicos. Imaginad todo el petróleo que hemos consumido desde el siglo XIX y el que nos queda por consumir. Y, ahora, intentad imaginar la cantidad de esos seres diminutos que tuvieron que acumularse protegidos de la acción del oxigeno para que el petróleo se formara. Mareante, ¿verdad? Nuestras vidas son bastante insignificantes comparadas con las escalas geológicas de tiempo.

Segundo, aunque el petróleo es un líquido aceitoso de color oscuro, se considera una roca sedimentaria. En realidad, es una mezcla muy compleja de composición variable, de hidrocarburos en estados sólido, líquido y gaseoso. Estos hidrocarburos se disuelven los unos en los otros dando como resultado una solución de viscosidad variable. Y, como el carbón, aunque proceda de seres vivos, no nos da información alguna sobre ellos. Es imposible saber qué especies de seres vivos formaron el petróleo de cada yacimiento.

Entonces, ¿cómo sabemos que eran algas mayoritariamente? Me alegra que me hagáis esa pregunta: por una sustancia llamada querógeno. Los querógenos son depósitos de compuestos químicos orgánicos solidificados en el interior de rocas sedimentarias. A pesar de ser químicamente compuestos orgánicos, los querógenos son insolubles en los disolventes orgánicos más habituales debido al alto peso molecular de sus componentes. La composición química de los querógenos puede variar considerablemente de una muestra a otra según su procedencia. Por ejemplo, la porfirina de varadio, presente en un tipo de querógeno, tiene una estructura similar a la clorofila, por lo que se infiere que proviene de esta.

Estudiando estas moléculas, podemos saber de dónde provienen la materia orgánica que forma parte de esa roca. Así, se han identificado querógenos provenientes de algas y cianobacterias, que son diferentes a los querógenos provenientes de plancton marino, y diferentes a su vez de los provenientes de plantas terrestres. Estos grupos de organismos son los principales productores de rocas sedimentarias orgánicas. Hay querógenos provenientes de otros seres vivos (dinosaurios incluidos, suponemos), pero lamento deciros que son un porcentaje irrisorio. Por cierto, un dato que os hará explotar el cerebro: se han encontrado querógenos en algunos meteoritos y en cráteres de Marte.

Para acabar con el petróleo, queremos volver a hacer la misma reflexión que hicimos con el carbón: en realidad, son energías renovables. El problema es que al Homo sapiens no durará los millones de años necesarios para que vuelva a haber petróleo en el subsuelo.

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