La cadena trófica de La Rioja en el Cretácico: la energía a sus pies

Sí, sabemos que hemos estado unos cuantos meses sin publicar artículos, pero antes de retomar esta vieja costumbre, permitidnos tres párrafos de nada y de seguida nos ponemos con la cadena trófica del título.

Venga, una explicación de este parón en los artículos del blog.

Los miembros de Paleo-Logica tenemos el corazón divido entre la divulgación científica y el paleoarte. Cuando llega noviembre dejamos a un lado los artículos para sumergirnos por completo en el Dinoviembre, un evento que invita a los aficionados a la paleontología y el paleoarte a recrear cada día un dinosaurio diferente.

Después del Dinoviembre, nos hemos centrado en revitalizar nuestro canal de YouTube, en el que os enseñábamos, sobre todo, los centros de paleontología y museos que visitamos. Tenemos que confesaros que, además de la ciencia y el paleoarte, nos encanta viajar y conocer sitios nuevos. Y si hay museos y yacimientos, aún mejor, claro. En 2023 queremos que el canal de YouTube sea también una plataforma de divulgación sobre paleontología más directa y participativa. Hemos empezado a editar y publicar vídeos sobre diferentes especies y, de momento, serán aquellas a las que hayamos dedicado un paleoarte. Intentaremos darle, así, coherencia a todas nuestras publicaciones en las diferentes redes sociales de las que disponemos.

Resumiendo: os invitamos a seguirnos en Instagram y YouTube para descubrir todos los proyectos de este 2023. Vamos, que se viene cositas xD

Y sin más dilación, vamos a por el artículo de hoy: la cadena trófica de La Rioja en el Mesozoico.

EL CENTRO DE INTERPRETACIÓN PALEONTOLÓGICA DE IGEA

Ya que hablamos de nuestro canal de YouTube… ¿Recordáis nuestro vídeo sobre el Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja situado en Igea? Igea es justo hoy el centro de la paleontología española, ya que esta tarde se presentan los restos excavados en la campaña de 2022 y que pertenecen al que parece ser el espinosáurido más completo encontrado en la península Ibérica hasta ahora. Estamos convencidos de que este descubrimiento será el primero de muchos otros y que el ecosistema de La Rioja aún nos deparará grandes sorpresas. Todavía quedan un sinfín de misterios por resolver sobre el Cretácico de la península Ibérica.

De hecho, en nuestras dos visitas al Centro de Interpretación Paleontológica de La Rioja en Igea advertimos varias cosas que nos llamaron poderosamente la atención y que hemos decidido ir compartiendo con vosotros en una serie de artículos de este blog.

Hoy empezaremos por una de esas cosas: la curiosa pirámide alimentaria que se daba en el ecosistema de La Rioja hace 120 millones de años. Sí, está explicada en los paneles del centro, pero la justificación se nos queda un poco corta y necesitamos saber más sobre ello.

¿QUÉ ES UNA CADENA TRÓFICA?

La cadena trófica describe el proceso de transferencia de sustancias nutritivas a través de las diferentes especies de una comunidad biológica. Se llama cadena porque cada especie se alimenta de la precedente y es, a su vez, alimento de la siguiente. Las cadenas tróficas también se conocen como cadenas alimenticias o cadenas alimentarias y el primer eslabón siempre es el sol.

La energía solar es utilizada por las plantas para crear materia orgánica a partir de la inorgánica. Esas plantas sirven de alimento a diferentes tipos de organismos, pero reduciendo la cuestión a términos genéricos, diremos que las plantas alimentan a los herbívoros. ¿Quién se come a los herbívoros? Fácil, los carnívoros. Y a los carnívoros se los pueden comer otros carnívoros, tanto carroñeros como superdepredadores. Y ahí acaba la cadena alimentaria macroscópica.

Evidentemente, para que un ecosistema esté equilibrado y se mantenga en el tiempo, tiene que haber más plantas que herbívoros y más herbívoros que carnívoros.

Digamos que las cadenas tróficas tienen habitualmente una estructura piramidal: en la base están las plantas, los seres vivos más numerosos, y en el vértice, los depredadores, los más escasos. Talque así:

Esta estructura siempre es así en ecosistemas de pradera o acuáticos, donde el número de individuos productores es mayor que el de consumidores primarios.

En un bosque, sin embargo, en vez de hablar de una pirámide basada en la cantidad de individuos, se habla de una pirámide de biomasa, porque, en números absolutos, suele haber menos árboles que herbívoros. Sin embargo, un árbol es tan eficiente transformando la energía y la materia inorgánica en biomasa, que produce lo suficiente para alimentar al siguiente escalón de la pirámide.

 

EL NÚMERO DE INDIVIDUOS DE UN ECOSISTEMA

La teoría de las pirámides de biomasa nos sirve para inferir la cantidad de individuos que pueden llegar a vivir en un ecosistema determinado.

Por ejemplo, en zonas con poca vegetación es esperable encontrar pocos herbívoros y aún menos carnívoros. De hecho, existen fórmulas matemáticas basadas en las kcal de masa vegetal que establecen las relaciones numéricas entre los diferentes organismos vivos que forman un ecosistema, pero no entraremos en ello.

Es lógico pensar que estas mismas fórmulas se puedan aplicar también a los ecosistemas del pasado y sacar información de los porcentajes de animales herbívoros y carnívoros que habitaban en un lugar determinado en un momento concreto para cotejarla con el registro fósil presente.

¿Qué pasa en La Rioja? Pues que según dicen en el Centro de Interpretación Paleontológica de Igea,  lo encontrado no se ajusta a lo esperable.

LA RIOJA HACE 120 MILLONES DE AÑOS

La Rioja en el Mesozoico formaba parte de un borde costero y era un ambiente deltaico con ríos, canales fluviales, lagunas y entradas de mar.

En los paneles del centro se nos explica que una cadena trófica normal de un ecosistema deltaico estaría formada por una base de plantas acuáticas, un segundo escalón formado por moluscos y crustáceos, un tercer escalón en el que estarían los peces y tiburones, y un vértice en el que se situarían los carnívoros que se alimentan de estos peces, principalmente,  cocodrilos como nuestro amigo Goniopholis.

LA PIRÁMIDE INVERTIDA RIOJANA

Sin embargo, en el centro se hace hincapié en el hecho de que el registro fósil encontrado en La Rioja no encaja con esa pirámide esperada cuando nos fijamos en el grupo dinosaurios. Si se analizan las icnitas y los restos fósiles encontrados en la zona, hay un 80% correspondiente a terópodos carnívoros y un 20% correspondiente a herbívoros.

Esto es, cuanto menos, extraño. ¿Qué comían esos terópodos?

La explicación propuesta por los paleontólogos Luis Ignacio Viera y José Ángel Torres plantea una doble pirámide para solucionar este problema “ecológico”.

Por un lado, se sabe que la zona no disponía de una gran masa vegetal boscosa, puesto que los troncos fósiles encontrados de una cierta envergadura, además de escasos, parecen haber sido arrastrados desde zonas no costeras. La falta de árboles apoya la pingüe presencia de ornitópodos en la zona, representados mayoritariamente por Iguanodón y el pequeño Hypsilophodon.

Si no había herbívoros que cazar o comer, ¿de dónde sale tal cantidad de huellas de terópodos? ¿Es posible que exista una pirámide invertida con un mayor número de carnívoros que de herbívoros?

LA PIRÁMIDE INVERTIDA NO ES INVERTIDA, SINO TEMPORAL

La respuesta a la pregunta anterior es no.

La teoría global de Centro de Interpretación Paleontológica propone que los carnívoros no vivían allí durante todo el año. Listos y oportunistas, los terópodos llegaban a las orillas de estas zonas inundadas cuando el agua bajaba, bien por sequía (excepcional o estacional) o bien por mareas anómalas. Sea cual fuere la causa de la bajaba de las aguas, dejaba un festín de peces moribundos por la falta de oxígeno que los carnívoros aprovechaban.

Tal y como se comenta en varias ocasiones en el centro, ¿para qué cazar hadrosaurios cuando tienes la energía a tus pies?

Es decir, la cadena trófica sería la misma siempre, con una base formada por vegetales acuáticos. Después vendrían los moluscos y los crustáceos, y encima de todo, el depredador carnívoro. Cuando hubiera agua serían los cocodrilos y, cuando no, los dinosaurios carnívoros.

Pirámide normal
Pirámide temporal
BARYONYX Y OTROS PRIMOS SUYOS

En Igea se encontró un trozo de mandíbula y una pata bastante completa de lo que acabó identificándose como Baryonyx. Este animal pertenece al clado Spinosauridae y, como todos ellos, estaba especializado en alimentarse de peces aunque también podían cazar otras piezas pequeñas.

Evidentemente, la teoría de la pirámide temporal nos fascina. Y los nuevos restos que se presentarán hoy vienen a reforzarla porque, aparentemente, se trata también de una especie adaptada a la “pesca”.

Ahora bien, a nosotros nos queda acabar de saber más sobre esa temporalidad en la bajada del agua. ¿Por qué se producían? ¿Con qué periodicidad? Deducimos que deberían ser lo suficientemente frecuente y previsibles como para que las especies depredadoras se adaptaran a ella. ¿Qué otras afectaciones tenían estos periodos de sequía en el ecosistema riojano del Cretácico?

Aún quedan estas y otras muchas preguntas por resolver. Esperemos que el descubrimiento de estos nuevos restos de espinosáurido arroje luz sobre todas estas cuestiones.

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